sábado, 4 de julio de 2009

LA SANTIDAD



Descubre la simpleza y la profundidad del amor de Dios a través de nuestro amado Jesucristo. Dios te dará sanidad interior cuando estés dispuesta a darle una oportunidad a Dios y al Espíritu Santo de que llegue a los rincones más oscuros de tu alma. Deja que Jesús te restaure, sane y te ayude a caminar en santidad y en amor.

Mateo 5:8

“Bienaventurados los de limpio corazón porque ellos verán a Dios”.

Si no te sientes digna de Jesucristo, sea por los motivos que sean, pero deseas tener un cambio en tu vida, tengo buenas noticias para tí.

Jesucristo te ama tanto, que el mira la intención de tu corazón y desea transformar tu vida por completo. Por eso es importante el reconocimiento personal y un cambio de actitud. El Espíritu Santo logra con tu permiso llegar a esos rincones escondidos de tu ser, en dónde han hecho raíz las desilusiones, las violaciones, las palabras abusivas, los golpes físicos y tantas cosas que te han pasado. Dios quiere que le dejes entrar a lo profundo de tu alma porque desea sanarte por completo.

Quiere sacarte el odio, la rabia, la impotencia, los celos, la envidia, etc. Acepta este amor de Dios y este reto, para tu propio beneficio. Tu puedes llevar una vida en paz en medio de las tormentas, y en la medida que vas renunciando a todas esas raíces de amargura, te irás sintiendo renovada. No se logra en un día y a veces no es fácil, pero no es imposible, porque tienes la ayuda del Espíritu Santo quien será tu guía. Es doloroso a veces recordar cosas que nos dañaron, pero, Dios quiere que se las contemos y en la medida que esas palabras torpes y avergonzadas vayan saliendo por nuestros labios, Dios empezará a reemplazar lo antiguo con un bálsamo celestial nuevo.

Empezará a adornarte con perlas santas y tus labios se abrirán agradecidos en alabanzas para nuestro Dios. La perfección no la alcanzaremos completamente en esta vida pero podemos alcanzar cierto grado de pureza por eso es importante desear la santidad, buscarla y practicarla.

Muchas veces la gente desea cambiar sin ayuda, pero es imposible, podrán lograrlo unos días, a lo más unos meses, pero siempre recaerán una y otra vez. La única forma es nacer de nuevo, llevando todas nuestras cargas a los pies de Cristo y dejarlas allí y recibir de Dios. Hay muchos ejemplos que podría darte, pero es mejor que tu misma vayas descubriendo esa relación con nuestro amado. Dale la oportunidad de ser tu amigo, consejero y sanador.¿Recuerdas a María Magdalena? Te recomiendo leer Lucas 7:36-50. Pero pongo énfasis en el versículo 38:

“Y estando detrás de El (Jesús) a sus pies llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos, y besaba sus pies y los ungía con su perfume”.

Trata de ponerte en ese entorno por unos segundos, llorando a los pies de Jesús, que la gente te mire y se burle, que te acuse en sus corazones. A María Magdalena no le importó nada más que estar cerca de Jesús y en silencio gemía de dolor y de arrepentimiento porque el pecado duele.

Por ese arrepentimiento genuino, alcanzó la salvación y tuvo una parte de suma importancia en el ministerio de Jesús por la gratitud y reconocimiento que hizo de su amor por Cristo, es decir ¡Nació de nuevo!.

Somos hijas de Dios y El nos ama. ¿Quieres vivir una vida santa? Entrega todo a Jesús y de a poco tu vida irá siendo transformada de gloria en gloria.

Las buenas obras no nos hacen santas, ni ser buenas dueñas de casa, madres, esposas, amigas o novias etc. Somos hecho santas por medio de la fe en Jesucristo y también por fe somos salvas. Si ponemos nuestra vista en Jesús, estudiamos su vida, oramos a Jesús y buscamos seguir Su ejemplo, nos pareceremos más a El y comenzaremos a pensar y actuar como El.

Recibe este amor que Jesús te ofrece, ábrele tu corazón y déjalo entrar. No seas una cristiana mediocre y llena de temores, sé una cristiana que así como Magdalena, no le importó nada, solo estar en los pies de su amado y ahora nuestro amado. Separa unos momentos cada día y moja los pies de Jesús con tus lágrimas, que a veces puede que sean dulces, otras amargas pero tocarán Su corazón y te sentirás amada y perdonada.

Muchas bendiciones


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