sábado, 4 de julio de 2009

EL PERDON

Perdonar es una orden divina, no un sentimiento. Como humanos que somos nunca sentiremos perdonar, pero podemos decidir perdonar por amor a Cristo. Eso no significa que vamos a olvidar lo que nos han hecho, pero cuando perdonamos de corazón, esos recuerdos no causarán dolor porque Dios da la paz y la sanidad que sobrepasa todo entendimiento.

Perdonar es un acto de obediencia a Dios, es confiar ciegamente en que Jesucristo y Su sangre bendita nos curará las heridas y nos dará el refrigerio necesario para superar toda tristeza que nos hayan causado.

La primera persona que debes perdonar es a ti misma, por lo que hayas hecho. A veces las mujeres somos perfeccionistas y hasta un poco masoquistas. Debemos recordar el sacrificio de Jesús en la cruz y tomar ese regalo de Salvación que Dios nos ha dado. Cuando Adan y Eva pecaron contra Dios, ellos se escondieron y temieron, pero Dios les buscó y les preguntó lo que hicieron.

Eso hace Dios todo el tiempo, nos busca y nos llama, para limpiarnos y perdonarnos de nuestras faltas y debemos hacer lo mismo con nuestro prójimo. Vamos a mirar de cerca lo que puede causar la falta de perdón:

Nos separa de Dios y de la comunión con nuestro Padre, porque cuando el corazón está resentido, es difícil charlar con Dios. Se hace pesado orar por otros, no podemos andar en libertad porque esa vocecita interior, la voz del Espíritu Santo nos redarguye y nos dice una y otra vez que debemos perdonar. Es imposible para nuestra humana naturaleza perdonar, pero como estamos en Dios y Dios en nosotros, nada es imposible.

“Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele” (Mateo 18:15).

Si está en tus manos, busca a la persona que ha pecado contra ti y le dices como te sientes. No es algo que Dios no quiera que hagas, la misma Palabra nos lo enseña, que debemos reprender a quienes nos causan daño pero con misericordia y amor . Tus intenciones deben ser genuinas y siempre deseando agradar a Dios por sobre todas las cosas. Si esa persona está lejos o no tienes posibilidad de verla, igual le perdonas y al mismo tiempo pides perdón a Dios por haber llevado esa carga en tu vida. Dios desea que caminemos libres y sin resentimientos que nos aparten de la comunión con El.

Hay mujeres que han sufrido terribles ofensas que sin Dios es imposible que se puedan perdonar y bien sabemos que el abuso sicológico, físico y verbal es pan de cada día en todos los niveles sociales. Pero, con Dios debemos tomar esas decisiones que nos ayudarán a vivir el resto de nuestros días en paz. Mia es la venganza dice el Señor y nosotros nos toca obedecer y perdonar. Nada va a hacer que el pasado sea cambiado, entonces hay que enfocarse en Cristo en el presente y en el futuro glorioso que tenemos con El. Dios entiende y comprende todas las cosas, porque El sufrió lo indecible en la cruz por nosotras. El llora cuando nosotras lloramos, el comprende el dolor, pero es tanto el amor de Dios que también ama a quien nos ha causado mal.


Mateo5: 43-45 Han oído que fue dicho: «Amarás a tu prójimo, y odiarás a tu enemigo». Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por los que les persiguen, para que sean hijos de su Padre que está en los cielos. Porque él hace salir su sol sobre malos y buenos, y hace llover sobre justos e injustos.

Incomprensible para esta mente terrenal comprender la magnitud del amor de Dios, pero no podemos cambiar Su naturaleza santa . Dios vive para amar, pero también corrige y protege a sus hijos porque para El somos importantes, como la niña de sus ojos. Ponte una basura en tus ojos y comprenderás que inmediatamente deseas limpiarla y Dios desea limpiarnos con sus preciosas lágrimas, porque somos sus niñas, sus princesas, sus hijas.

Decide perdonar, por amor a ti misma, por amor y obediencia a Dios, porque no hay herida o dolor que Dios no pueda sanar. Porque Dios se deleita en sanarnos, se goza en limpiarnos, y deja que El decida que hace con la persona que te dañó. Te aseguro que en Sus manos todo será más fácil para ti. Al mismo tiempo, si necesitas que alguien te perdone por un daño voluntario o no que tu hayas causado, pide a Dios la fuerza para pedir perdón de corazón. Ponte a cuenta con Dios, porque no sabemos el día ni la hora en que dejaremos este cuerpo terrenal.

Muchas bendiciones

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